Artículo de Mariajo Gómez Olmeda
Somos ciudadanos de un mundo comunicado. Ya no nos guarecemos dentro de nuestra única cultura ni de nuestros únicos pensamientos, pues aquellos que lo siguen haciendo, retrasan su crecimiento como pueblo y como indivíduo. Ahora todos somos un mundo en crisis eticas, económicas y medio ambientales unidos por un hipotético salvavidas que ya veremos si tiene el diámetro suficiente. Estamos acostumbrados a oir otros idiomas, comer otros alimentos y escuchar fusiones de otras músicas de sonidos diferentes. Todo esta mezclado. Relacionado. Importado. Surgiendo de ello una sensación para unos fructifera y para otros cansada. ¿Olvidamos quizás que somos una única especie a los ojos de un universo demasiado grande para fijarse en nosostros, o por el contrario nos hace diferenciar aún mas nuestras razas y colores?.
Creo que la magia está en saber filtrar la esencia hacia lo auténtico. Hacernos oir desde el corazón y no desde el exceso de la norma. Tolerar desde el respeto. Adaptarnos al lugar que nos brinda su sítio sin imponer nuestros conceptos. En definitiva, vivir en la misma armonia que en un mismo estanque viven las carpas, los patos y los insectos.
Es complicado. Siempre lo ha sido. Pero si estamos aquí para aprender, una de las primeras lecciones sería saberlo hacer al lado de otros. No de los nuestros, a los que ya conocemos, sino al lado de aquellos que nos asombran por sus modos de vida. Si fuera fácil no valdría la pena.
La adapción al medio es una de las pruebas de instinto o inteligencia mas importantes que tiene cualquier animal. Y nosotros, que hemos superado al numero pi, seguimos gruñiendo a unos, imponiendo a otros y no sabiendo hacer cocteles con el alma. Quizá usamos demasiado el determinismo y agotamos el azar sin acabar de llegar a ese punto justo llamado armonia. Pero hay cosas mucho mas importantes que arreglar en este mundo como para perder el tiempo en uno mismo, cuando el todo... es lo que importa.
Y teniendo a Dios, tan a mano, no entiendo que busquemos en artificiosas construcciones nuestro sentido. Nuestra cultura y civilización cristiana da respuestas a todas estas cuestiones, no debemos avergonzarnos de ello, tenemos la respuesta en nuestra historia y nuestra esencia.
ResponderEliminarDe todas formas, me gusta mucho.