sábado, 28 de abril de 2012
Liderazgo ético
Ayer se publicò este interesante art de Mario Conde, en nuestra hermana mayor, la Fundación Civil, pero hoy quedara por debajo de los arts de actualidad que no pueden faltar a diario, y es un escrito sobre el que deberíamos reflexionar mucho, pues tal vez aquí esté el secreto de una Sociedad Civil con futuro, con esperanza y la fuerza y del protagonismo que le corresponde.
27 ABRIL 2012
Me regalaron ayer un libro cuyo autor es Alfred Sonnenfeld. Su titulo es atrayente, sobre todo en estos momentos: “Liderazgo Etico”, complementado con la coletilla “la sabiduría de decidir bien”. El empleo de la palabra “sabiduría” en ese contexto, en lugar de la mas común que podría ser “el arte de decidir”, impulsaba a creer que la obra podría ir mas allá de un texto mas o menos manido, así que me dispuse a leerlo con cierto interés. Investigué primero sobre su autor que resultó ser doctor en Medicina y en Teología. Ha publicado artículos sobre Bioética en el Deutsches Arzteblatt. Actualmente es profesor ordinario de la Universidad Internacional De la Rioja.
En sus primeras páginas contiene una interesante versión sobre la muerte de Sócrates. Su viejo amigo Critón, hombre rico, estaba dispuesto a gastar toda su considerable fortuna en conseguir evitar el asesinato legal, porque la condena de Sócrates se construyó exclusivamente sobre motivaciones políticas. Pero Sócrates, consciente de ese hecho, decidió, sin embargo, rechazar todo intento de ponerle en libertad. Motivo: prefería salvar su integridad moral antes que su vida.
Critón trató de convencerle con un argumento de cantidad: la mayoría de la población estaba de su parte. Sócrates, sin embargo, se opuso a esa consideración alegando que nunca los que son mayoría tienen razón por el mero hecho de serlo, porque lo que verdaderamente cuenta es el entendimiento.
Bien, pero ¿qué tiene que ver esta actitud de Sócrates con el liderazgo ético?. El autor del libro responde: Mucho, ciertamente. Un aspecto del liderazgo consiste en tomar decisiones. El ejemplo de Sócrates revela que las decisiones clave, aquellas en las que se pone a prueba el valor de un líder, son las que plantean una disyuntiva entre el ser y el actuar”. Esta distinción -señalo yo- puede interpretarse de diversos modos, pero lo que quiere decir quien la sustenta queda mas claro unas lineas después: “solamente quien obra con coherencia alcanza esa grandeza de ánimo que se alza por encima de cualquier género de claudicación, es cualidad que Aristóteles denominó en su Etica la megalopsychia, es decir, la magnanimidad.
“A la armonía entre el ser y el actuar -escribe el autor- se opone la claudicación, ya se colectiva -que se ha dado en diferentes épocas de la humanidad- ya personal, que es la que encontramos siempre como causa ultima de la decadencia de los Estados. Por eso siempre han sido necesarias, y siempre lo serán, figuras inconformistas y provocadoras que, particularmente en tiempos de crisis y decadencia, nos hagan reflexionar sobre los verdaderos fundamentos de la grandeza humana…la legislación como tal no sirve para nada si el espíritu, el ethos del político, no es bueno de por sí, pues es el ethos individual el que verdaderamente forja el carácter de un ciudadano”
Mas adelante, un par de páginas después de lo transcrito, concluye: “Para llegar a captar el sentido profundo del liderazgo, es decir, de un liderazgo ético que permita desarrollar las mejores cualidades, es preciso reflexionar sobre las raíces antropológicas del ser humano, pues liderar supone, en primer lugar, mover, motivar, entusiasmar y educar, lo que en su sentido etimológico (del latín educare) significa hacer salir e, incluso, en su etimología latina indoeuropea, guiar y ver.”
Al concluir este párrafo pensé que sería bueno escribirlo y exponerlo al conocimiento de quienes se interesan en estas cosas.
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