domingo, 24 de junio de 2012

Sociedad civil y poder político. Por Mario Conde


FotoCualquier proyecto político, para convertirse en proyecto colectivo, requiere la participación de la sociedad civil.
“Sociedad civil y poder político” fue el título del discurso que el 9 de junio de 1993 pronuncié en el 500 aniversario de la Universidad Complutense con presencia de S. M. el Rey, quien, como es protocolario, con anterioridad conoció y permitió su dictado. Allí sostuve, y cito literalmente, que “el desarrollo de la sociedad civil requiere que cualquier proyecto político, para convertirse en proyecto colectivo, requiera la participación de la sociedad civil”. Para ello –añadía– “es necesario buscar fórmulas imaginativas para conseguir la presencia de la sociedad civil en algunas instancias del Estado”. Y esta reclamación la formulaba debido a tres constataciones básicas: la primera, “se advierte entre los ciudadanos un descenso generalizado de valoración de la clase política. Podría decirse que existe una desconfianza entre el ciudadano y la clase política”. La segunda, que esta situación afecta “a los partidos políticos como cauce exclusivo para la generación de la clase gobernante”. La tercera, que todo ello conducía a una “cierta invasión del Poder Ejecutivo sobre el Legislativo y el Judicial, con una tendencia muy problemática de confusión entre Gobierno y Estado”.
En el recinto se encontraban todas las personas capaces de implantar en nuestro país un modelo de sociedad civil como el que supuestamente aceptaban con su aplauso al concluir la lectura. La realidad, sin embargo, evidencia que la conducta seguida fue bien distinta. En primer término, implantaron la idea de que mi pretensión era política, entendiendo por tal electoral, sin querer valorar que acababa de firmar un contrato con el –entonces– primer banco del mundo, JP Morgan, que me ligaba a Banesto por más de cinco años. Pero el temor al cambio real en el Sistema los llevó a convertirse en propagandistas de una falsa idea, que acabó cimentando la decisión de los dos líderes políticos del PP y PSOE de intervenir Banesto como medio de fagocitar espuriamente una imaginaria carrera política que sólo existió en sus mentes temerosas de perder un marco de poder tejido con una red de intereses mutuos.
Han transcurrido casi 20 años.
La sociedad civil española al día de hoy se encuentra más desarbolada, indefensa, desorientada y frustrada que cuando pronuncié esas palabras. A las evidencias me remito. El control que hoy los medios técnicos permiten al poder sobre las personas, los grupos y las organizaciones sociales carece de precedentes. Es cierto que algunos utilizan estas dos palabras –sociedad civil– en discursos, premios y festejos de variado tipo, pero no debemos engañarnos: generalmente forman parte del entramado de poder que se empeñó en cortocircuitar cualquier movimiento de independencia creativa de esa sociedad civil a la que hoy dicen defender. Mientras tanto, la clase política se armó de privilegios, los partidos se reafirmaron como cauce exclusivo de participación y la división de poderes alcanzó el limbo de los sueños ni siquiera soñados. Y por todo ello la clase política, los partidos políticos y hasta el sistema de representación parlamentaria se incluyen un día sí y otro aún más, entre los principales problemas de los españoles.
El Sistema no va a propiciar el cambio. Después de 20 años y de varias mayorías absolutas alternativas entre los dos partidos dominantes ni un ápice se ha movido en la dirección reclamada. Al contrario. No traslado ejemplos, pero dispongo de un almacén repleto a disposición de quien los reclame. No entienden o no quieren entender. El sistema de poder se ha reforzado con la sumisión de medios de comunicación social provocada por la concentración de poder financiero y publicitario, que dificulta en extremo la práctica de una real independencia.
Creamos asociaciones, fundaciones, movimientos, publicamos artículos, dictamos conferencias, percibimos la realidad en la que viven empresarios, médicos, profesionales, catedráticos, profesores universitarios... No sirve de casi nada, al menos no en lo que se refiere a conseguir un cambio real de actitudes de quienes conforman y viven de y por el Sistema. Una sensación de esterilidad de tales comportamientos invade a la sociedad. No controlamos nuestro destino, ignoramos por qué ocurre lo que sucede, sabemos que sus decisiones afectan a nuestras vidas pero carecemos de instrumentos capaces de convertir las protestas en propuestas serias e inteligentes capaces de traducirse en cambios reales que modifiquen nuestro modelo de convivencia. Y la mayoría somos gente sensata, prudente, sin violencias, que nos ganamos la vida con nuestro trabajo, pero no por ello dejamos de decir: queremos administrar lo nuestro, ser cuando menos algo dueños de nuestro destino.
Necesitamos conseguir que los partidos no sean el cauce exclusivo de participación de la sociedad civil en la res publica, en lo que es de todos, y que la clase política se renueve dejando de ser un colectivo endogámico alejado de los ciudadanos que son los verdaderos dueños de esa empresa llamada España. Para ello se necesitan leyes que deroguen privilegios y que instauren verdaderas libertades. Leyes con las que organizar la convivencia de un proyecto de Nación. Pero no sólo normas jurídicas: necesitamos cambio de personas. No conseguiremos independencia del Poder Judicial si a pesar de los cambios normativos continúan en sus puestos de mando quienes han contribuido a deteriorar la sagrada independencia de la Justicia. ¿Como diseñar un modelo empresarial de España exclusivamente por quienes jamás han sabido lo que es una nómina, los que nunca han creado riqueza, los que han dedicado su vida a escalar puestos en la organización de un partido convertido en una especie de segunda Administración Pública financiada con cargo a los presupuestos del Estado? Hemos ofrecido nuestra colaboración como sociedad civil. Verbalmente y por escrito. La respuesta ha sido el silencio o la indiferencia. Seguiremos insistiendo en colaborar porque nos importa España.
Pero es la hora de pasar del discurso a la realidad. Algunos dirán que nuestra sociedad no está preparada, que es silente, que protesta pero no actúa, que se calla, que soporta lo que le echen, que se acoge al mal menor. Pues es posible, pero no es seguro. La única manera de comprobarlo es preguntarle si quiere de verdad que esto cambie. Si reclama un conjunto de leyes que le devuelva sus derechos, su protagonismo, que instale libertades reales y no formales, que abran la vida política a ciudadanos que puedan estar en el Parlamento y seguir viviendo en la vida privada, cada uno en sus profesiones, sin que la política sea un medio de vida exclusivo financiado con cargo a la riqueza creada por otros. No sé si querrá pero hay que verlo. Y tengamos clara una cosa: para conseguir cambios de leyes hay que estar en el Parlamento. Y eso tiene nombre en nuestro modelo. Así que ese es el reto: pasar de la palabra a la acción por el único camino que permite el Sistema actual. Respetamos el modelo, pero deseamos mejorarlo en profundidad, sabiendo que los cambios de un sistema de poder sólo pueden hacerse desde dentro. Es la sociedad civil la que tiene ahora que decidir si quiere o no ser dueña de su destino.

3 comentarios:

  1. La idea es buena, pero me gustaria saber dos cosas, la primera como se articularia esta sociedad en el sistema, si como partido politico o como una institución más o 4º poder.
    Y la segunda que podría hacer yo para colaborar y llevar a buen puerto la genial idea.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Hola POrtu, formar parte de una estructura de Sociedad Civil organizada y encaminada hacia un mismo objetivo que es tomar el protagonismo de nuestra democracia para dejar de una vez de ser una partitocracia y participar como pueblo soberano en las decisiones que tomen los políticos, y que nos dirigen y cambian nuestra vida sin contar con nosotros...
    Asi es como pienso se empezará a articular de manera capilar la gente que estamos interesados en un cambio del sistema que como todo cambio profundo lleva mas tiempo que un lavado de cara...
    Para colaborar pues escribe a correo@sociedadcivilespanola.es indica nombre apellidos y desde que ciudad puedes y quieres sumarte ;)
    Un cordial saludo
    Sq

    ResponderEliminar
  3. Buenos días,

    Hay que pasar a la acción. ¿A qué esperamos? No vamos a tener una oportunidad mejor que esta para luchar por el cambio.

    S2

    ResponderEliminar