miércoles, 2 de mayo de 2012

KEYNES, HOLLANDE Y EL CASO ESPAÑOL. Por Lorenzo Abadía

  Nuestra prensa liberal conservadora advierte de la nueva situación creada en Europa como consecuencia de los sondeos en las elecciones a la presidencia de la República Francesa. La previsible victoria de Hollande ha lanzado de nuevo al keynesianismo contra la austeridad presupuestaria. La propia Merkel parece dispuesta a modificar sus recetas y anuncia medidas complementarias de crecimiento.   Nadie debería negar que la combinación de políticas estimuladoras con políticas de recortes, más aún si éstos no son ni productivos ni necesarios para el bienestar, es una buena forma de optimizar los recursos públicos al servicio de una nación. Gastar menos y producir más que en la situación anterior a las medidas es, sin duda, saludable en términos materiales, incluso asumiendo un pequeño porcentaje de déficit.   Pero España no se enfrenta a la correspondiente situación de recesión provocada por una típica crisis cíclica del capitalismo. Para aliviar y paliar tal situación surgieron las teorías de Keynes y del Welfare State de Roosevelt, adelantadas de alguna forma por Bismarck. Hay datos empíricos que evidencian su éxito. Por desgracia, los españoles, incluyendo al gobierno (el partido de la oposición al gobierno no debe llamarse así, pues el PSOE es la oposición a la idea de España, es la versión nihilista de un proyecto político, es Dostoievski en la Plaza de las Cortes) no somos conscientes todavía de la magnitud del problema que nos embarga.   El armazón psicológico de una España que todavía hunde sus raíces en tiempos inmemoriales, resultado de su afán supraindividual, reconquistador de su libertad, colonizador, evangelizador, hidalgo e infanzón, señor sin feudo, empresario cortesano y judaísta económico, unido al desastre en los resultados de prácticamente todas nuestras formas de Estado y gobierno, ha creado un perfil del español menos burgués, urbano e industrial que el de su entorno y sus quebradas líneas rectas han ido solventando su continuidad en el circuito de la competitividad con constantes devaluaciones de su moneda. Desde nuestro ingreso en la UE, dicha posibilidad, que nos empobrecía sin que afectase electoralmente a los políticos, ha desaparecido. Si hoy no somos competitivos porque nuestros productos y servicios son más caros que los de otros agentes en el mercado global, no podemos hacer otra cosa que abaratarlos. Con mejor tecnología o con menores costes. La tecnología, en donde obviamente hay que incluir al sistema educativo, es la mejor vía, y debemos preocuparnos por abonar adecuadamente la tierra donde debe germinar. Sus resultados se verán a la vuelta de dos décadas. Mientras tanto, sólo queda la otra vía. Aquella que nadie quiere oír, que nadie está dispuesto a plantear, porque desafortunadamente aún no hemos adquirido plena conciencia de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, en una onírica burbuja de crecimiento jamás conocida hasta entonces a la que hemos adaptado nuestra forma de vida y nuestra Administración Pública. No vivimos un problema coyuntural económico, como Francia o Alemania. Nos encontramos frente a un gravísimo problema de concepción, de contextura vital, es decir, de naturaleza filosófica, que obviamente afecta a la economía. Y como tal, por afectar directamente a la fundación de nuestra existencia colectiva, no puede tener otra solución que la política, pues es necesario un pacto refundacional de nuestro modelo de Estado y de las relaciones de poder existentes. Vayamos a los hechos: nuestra Administración Pública está adaptada al PIB de 2006, es decir, un 10-15% por encima del actual en términos reales actualizados. Si tenemos en cuenta que desde 2007 el PIB se ha incrementado sólo a costa del endeudamiento del Estado, que éste ha crecido 290.000 millones de euros, pasando de  suponer un 37% del PIB en 2007 a un 97% actual, como muchos analistas apuntan, podemos decir sin temor a equivocarnos que nuestra Administración debe reducirse entre un 25% y un 30% y nuestro nivel de vida privado al menos un 20%, pues desde 2008 nuestra economía productiva ha descendido un 19%. Mientras las nuevas tecnologías han reducido el tamaño de la Administración en casi todos los países serios, la española es, sin duda, la que más ha crecido del planeta. Buen ejemplo de lo que suponen las políticas keynesianas cuando en ellas preside el oportunismo y los intereses bastardos de poder. Podemos incentivar nuestra economía productiva con el fin de estimular el crecimiento. Pero mientras no tengamos claro lo anterior, no conseguiremos sino empeorar la situación.   Como se puede contemplar, España adolece de un problema filosófico-político. Hemos de encajar que viviremos peor de ahora en adelante y que mientras no adaptemos nuestra economía a la realidad, mientras sigamos viviendo una economía artificial, no haremos sino empeorar nuestra calidad de vida futura. Sólo queda una puerta a la esperanza, si nos damos prisa. El gasto superfluo del Estado es todavía elefantiásico, podemos reducirlo y destinar parte, sólo parte, de esos recursos a animar nuestra economía, pero teniendo en cuenta que no volverán los fastos de la década anterior y que es preciso un cambio en nuestra estructura mental. Un cambio filosófico que ha de emprenderse a través de la acción creadora de una minoría que promueva un verdadero cambio político. Si ésta existe y actúa libre y generosamente, bien nos enseñó Toynbee que la mayoría le seguirá miméticamente. http://www.mandoadistancia.me/ Lorenzo Abadia

3 comentarios:

  1. Lorenzo, tienes razón pero es tremendamente injusto para la clase media trabajadora y ahorradora con sentido común y previsión de futuro y por ello ahora acomodada, que hemos hecho todo bien durante toda nuestra vida... hemos pagado religiosamente nuestro primer crédito al 17% hasta para comprar una tele, pagamos los ibis, los ivas, las multas de aparcamiento... todo, no viajamos por medio mundo porque no podiamos, estabamos creando una familia, poniendo una casa, haciendonos el plan de pensiones y un seguro de Sanitas poruqe podiamos... y priorizamos nuestros gastos pagando un buen coloegio para nuestros hijos ya que siempre pensamos que la educación es lo primero y la mejor herencia que podiamos dejarles...
    Y AHORA...
    Nos estigmatizan por tener ahorro y patrimonio, nos llaman peyorativamente "ricos" ,aumentan los años para jubilación, reducen el sueldo y nos roban literalmente en impuestos lo que, por supuesto entiendo hay q pagar, pero no 3 veces caramba...
    La figura del Sheriff de Notigham planea sobre nuestras cabezas...
    ¿tu crees que he vivido por encima de mis posibilidades? como siempre pagan justos por pecadores y se quitan las ganas si volvieras a nacer de hacer las cosas bien...
    En qué ha fallado mi estandar de familia? tal vez en pagar y callar? y trabajar sin rechistar para que una panda de politicos por encima de una ley que para ellos marca grandes escepciones hagan y deshagan sin consultar, en su propio beneficio y viviendo cada vez mejor a costa de nuestro sacrificio y a dia de hoy de nuestro ahorro
    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Ah y se me olvidaba... toda esta algarada callejera, el "retorno" de Keynes y la protesta contra el billete del metro... no tiene otro significado que la exigencia de los que o bien por ignorancia o poruqe no han tenido la educación cívica necesaria para comprender, quieren que TODO ESO LO PAGUEMOS LOS DEMAS...
    Cuando no se tiene consciencia del valor del dinero porque es público, se derrocha y se malgasta, pero nadie parece querer enterarse que el ESTADO NO PAGA NADA, QUE SOMOS NOSOTROS, que el estado es un mero (y malo) administrador del dinero que recibe por nuestros impuestos
    Y que ya está bien de querer vivir a costa de los demás sin pagar los servicios que se utilizan

    ResponderEliminar
  3. Por lo importante que es para España, y según he observado en el transcurso de años, quisiera resaltar una de las conclusiones que este artículo aporta. Y porque así mismo lo han demostrados ellos mismos, o al menos personajes CLAVES de este partido político:
    "El POSE es la oposición a la idea de España"

    Otras:
    "Nos empobrecía sin que afectase electoralmente a los políticos..."
    (ni electoral, ni en ningún otros sentido)

    ¿Cual es la otra vía, aquella que -parece ser- que nadie quiera oir, y que nadie está dispuesto a plantear...?

    ¿-Quienes- han vivido realmente por encima de sus posibilidades y no quieren concienciarse de ello? de haber vivido por encima de sus posibilidades?

    Yo sí soy consciente de que este problema económico ha sido originado por la -filosofía y contextura vital de mucha gente. Y tantos han -animado- a otros muchos tantos, más distanciados en lo que respecta a resposabilidades en este asunto. Los primeros de estos dos grupos, sí tenían la obligación de velar seriamente por la aplicación de filosofías, a la hora de planear y ejecutar vías de expansión económica para, y, en España.

    Debo de salir ahora, perdonen. Saludos y gracias
    DeSananda

    ResponderEliminar